Se habla mucho sobre las claves del éxito. Numerosas charlas y
libros analizan por qué una persona se destaca sobre el resto. Pero poco
se indaga en cómo la crianza, desde los primeros años de vida, influye
en nuestro desempeño laboral y profesional. El medio Business Insider
recopiló distintas investigaciones científicas que indagaron en las
actitudes de los padres que predicen un buen futuro en sus hijos.
1. Hacen que los chicos ayuden en la casa
"Si los niños no lavan los platos, significa que hay alguien
más haciéndolo por ellos", dijo Julie Lythcott-Haims, de la Universidad
de Stanford. "Y así están absueltos no sólo del trabajo, sino del
aprendizaje de que el trabajo tiene que ser hecho y que cada uno de
nosotros debe contribuir para el mejoramiento del conjunto", agregó
durante una charla TED. Basándose en el Harvard Grant Study, ella
considera que los chicos que ayudan en el hogar --sacando la basura a la
calle o lavando su propia ropa-- en un futuro serán empleados que
colaboren con sus compañeros de trabajo, serán más empáticos, y podrán
asumir tareas de forma independiente.
2. Les enseñan habilidades sociales
Investigadores de las Universidad de Pennsylvania y de la Duke
University hicieron un seguimiento a más de 700 chicos de Estados Unidos
durante 20 años. Encontraron una correlación entre sus habilidades
sociales cuando iban al jardín de infantes y su éxito como adultos dos
décadas después. El estudio demostró que los niños que cooperaban con su
compañeros, ayudaban a los demás, entendían sus sentimientos y
resolvían problemas por su cuenta, a los 25 años fueron mucho más
propensos a obtener un título y un trabajo full time.
3. Tienen expectativas altas sobre sus hijos
El profesor Neal Halfon y su equipo de la Universidad de California
descubrieron que las expectativas de los padres sobre sus hijos tienen
un gran efecto en ellos. Para llegar a ese resultado, se basaron en una
encuesta realizada entre 6.600 chicos estadounidenses nacidos en 2001.
El 57% de los niños que hicieron mal el test estandarizado tenían padres
que esperaban que ellos fueran a la universidad, mientras que el 96% de
los chicos que lo hicieron bien tenían padres que lo anhelaban.
4. Tienen relaciones saludables
Según una investigación de la Universidad de Illinois, los niños que
tienen padres con grandes conflictos --ya sea que estén en pareja o
divorciados-- tienden a desempeñarse peor que aquellos que tienen padres
que se llevan bien. Además, notaron que las discusiones entre los
padres previas a un divorcio afectan a los chicos de manera negativa.
Otro estudio demostró que aquellos que vivieron el divorcio de sus
padres cuando eran pequeños, al superar los 20 años seguían reportando
dolor y angustia por la separación.
5. Alcanzaron niveles educativos más altos
Un estudio encabezado en 2014 por la psicóloga Sandra Tang de la
Universidad de Michigan concluyó que las madres que finalizan el
secundario o la universidad tienen más probabilidades de que sus hijos
hagan lo mismo. La investigación --en la que participaron 14.000
personas que habían ido al jardín de infantes entre 1998 y 2007--
demostró también que los hijos de madres adolescentes tienen menos
chances de terminar el secundario o ir a la universidad.
6. Les enseñan matemática temprano
Desarrollar habilidades matemáticas en forma precoz puede derivar en
un gran avance, concluyó un análisis realizado en 2007 entre 35.000
preescolares de Estados Unidos, Canadá e Inglaterra. El coautor del
estudio, Greg Duncan, destacó la importancia de desarrollar estas
habilidades temprano. Por ejemplo, empezar la escuela con un
conocimiento de los números, el orden de los números y otros conceptos
rudimentarios de matemática.
7. Desarrollan una relación con sus hijos
Un estudio hecho en 2014 entre 243 personas nacidas en la pobreza
demostró que los chicos que reciben un "cuidado sensible" en sus
primeros tres años de vida hacen mejor las pruebas escolares en la
infancia. Además, demostró que a los "30 y pico" tuvieron relaciones más
saludables y un mejor logro académico. Los padres que son "cuidadores
sensibles" responder a las señales de los chicos en forma rápida y
apropiada, además de brindarles una base segura para explorar el mundo.
8. Están menos estresados
La cantidad de horas que las madres pasan con sus chicos de 3 a 11
años influye poco para predecir el comportamiento, el bienestar o el
logro del niño. En realidad, el problema es el estrés de las madres.
"Puede estar afectando negativamente a los niños, especialmente cuando
están estresadas por el malabarismo con el trabajo y tratando de
encontrar tiempo para estar con sus hijos", dijo Kei Nomaguchi, coautor
del informe y sociólogo de la Bowling Green State University.
9. Valoran el esfuerzo
La psicóloga Carol Dweck, de la Universidad de Stanford, descubrió
que los niños y los adultos piensan en el éxito de alguna de estas dos
maneras. Una "mentalidad fija" supone que nuestra inteligencia y
capacidad creativa son datos estáticos que no podemos cambiar de manera
significativa, y el éxito es la afirmación de esa inteligencia
inherente. Por otro lado, una "mentalidad de crecimiento" se nutre del
desafío y ve el fracaso como un trampolín alentador para el crecimiento y
para extender nuestras capacidades existentes. Entonces, si a los
chicos se les dice que pudieron hacer una prueba debido a su
inteligencia innata, eso les crea una "mentalidad fija". Si les decimos
que tuvieron éxito debido al esfuerzo, eso les enseña una "mentalidad de
crecimiento".
10. Las madres trabajan
Hay beneficios significativos para los niños que crecen con madres
que trabajan fuera de sus casas, según una investigación de la Harvard
Business School. Demostró que las hijas de mujeres trabajadoras fueron a
la escuela por tiempo, tuvieron más probabilidades de tener un puesto
laboral más alto, y ganaron un 23% más dinero que quienes tuvieron una
madre ama de casa.
11. Tienen un estatus socioeconómico más alto
Nacer en situación de pobreza limita en forma severa el potencial de
los niños. El investigador Sean Reardon, de la Universidad de Stanford,
señala que la brecha de logros entre las familias de ingresos altos y
bajos "es entre 30 y 40% más grande entre los niños nacidos en 2001 que
entre los nacidos 25 años antes". Además, según el analista laboral Dan
Pink, cuanto más alto es el ingreso de los padres, mejores resultados
obtienen los chicos en el examen de ingreso a la universidad.
12. No son autoritarios ni permisivos
Hay tres tipos de estilos de paternidad, de acuerdo a la psicóloga
Diana Baumride, investigadora de la Universidad de California en
Berkeley. El primero son los "permisivos", que tratan de no retar a los
chicos y de aceptarlos como son. También están los "autoritarios",
aquellos que tratan de modelar y controlar a los chicos basándose en los
estándares de conducta. Para ella, lo ideal es adoptar una postura
intermedia: son los padres que tratan de dirigir al niño racionalmente,
para que el niño crezca con respeto a la autoridad, pero no se sienta
asfixiado por ella.
3. Enseñan el poder de la perseverancia
En 2013, la psicóloga Angela Duckworth de la Universidad de
Pensilvania descubrió un poderoso rasgo de personalidad que impulsa el
éxito. Lo llamó "grit" y lo definió como "el poder de la pasión y la
perseverancia". En otras palabras, es "una tendencia a mantener el
interés y el esfuerzo hacia objetivos a muy largo plazo". Se trata de
enseñar a los niños a imaginar y comprometerse con un futuro que quieren
crear. La autora asegura que tiene relación con el logro educativo y el
promedio de notas en los estudiantes.
Fuente: Diario el Clarin
Los padres y en su caso los tutores, tienen derecho a sus hijos o pupilos reciban la educación religiosa y moral que esté de acuerdo con sus propias convicciones. Pacto de San José de Costa Rica, articulo 12 inc. 4.
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