Somos una red federal, ciudadana y plural, conformada por personas de distintas corrientes políticas, religiosas e ideológicas.
Nos asociamos en torno al concepto de ciudadanía, nos agrupamos en base a derechos y deberes ciudadanos, somos una asociación ciudadana de padres, que tiene la finalidad de promover el respeto de todos los asuntos relacionados a la vida, la familia y la libertad religiosa.
Nos asociamos en torno al concepto de ciudadanía, nos agrupamos en base a derechos y deberes ciudadanos, somos una asociación ciudadana de padres, que tiene la finalidad de promover el respeto de todos los asuntos relacionados a la vida, la familia y la libertad religiosa.
Como padres consideramos que nuestra democracia es
participativa y no sólo representativa. Son las mismas organizaciones
ciudadanas las que tienen la tarea de hacer efectivas las obligaciones
que incumplen los Estados, para que los ciudadanos puedan realmente
hacer ejercicio de sus derechos.
En nuestro caso, trabajamos para hacer efectivo el ejercicio pleno de los derechos del niño/ hijo y de la familia, en el contexto de una sociedad plural.
Estamos en un proceso de transformación cultural a un ritmo vertiginoso. Se está produciendo una intensa y acelerada transformación, que se caracteriza por profundos cambios sociales, educativos, políticos, económicos y religiosos.
En el marco de estas transformaciones, hay Estados que cometen el error de imponer una sola cosmovisión o privilegiarla, en detrimento de otras formas comprensivas del bien común y que forman parte legítimamente de la convivencia plural.
Como padres somos plenamente consciente del valor fundamental de la familia y su carácter primario e irremplazable en la educación de los hijos, derecho humano que hoy es amenazado, por la intolerancia estatal, que pone en peligro la libertad para poder elegir y desarrollar la tarea delicada y compleja de educar a nuestros hijos.
En nuestro caso, trabajamos para hacer efectivo el ejercicio pleno de los derechos del niño/ hijo y de la familia, en el contexto de una sociedad plural.
Estamos en un proceso de transformación cultural a un ritmo vertiginoso. Se está produciendo una intensa y acelerada transformación, que se caracteriza por profundos cambios sociales, educativos, políticos, económicos y religiosos.
En el marco de estas transformaciones, hay Estados que cometen el error de imponer una sola cosmovisión o privilegiarla, en detrimento de otras formas comprensivas del bien común y que forman parte legítimamente de la convivencia plural.
Como padres somos plenamente consciente del valor fundamental de la familia y su carácter primario e irremplazable en la educación de los hijos, derecho humano que hoy es amenazado, por la intolerancia estatal, que pone en peligro la libertad para poder elegir y desarrollar la tarea delicada y compleja de educar a nuestros hijos.
Siguiendo nuevas ideologías las Políticas Públicas con el financiamiento de organizaciones supranacionales de desestructuración de la familia y contra la natalidad; entre otros factores están incidiendo drásticamente en derechos humanos fundamentaless y en la labor educativa esencial que se lleva a cabo en la familia y en la escuela.
Constituyen un golpe a la democracia representativa en la
región ya que buscan imponer en los Estados miembros supuestos derechos
que no han sido avalados por estos.
Ninguna política educativa de ningún Estado debe violar el derecho de los padres, ni desconocer la pluralidad de modelos educativos que enriquecen a todas las sociedades.
Ninguna ley educativa, por más progresista que se crea, puede negar ni desconocer que los padres son los primeros y principales educadores de sus propios hijos; precisamente son educadores por ser padres. La educación no es una “concesión” del Estado, ni es el Estado quien decide qué tipo o modelo de educación se da, especialmente en asuntos educativos de índole filosófico, moral o religioso1.
Ninguna ley educativa, por más progresista que se crea, puede negar ni desconocer que los padres son los primeros y principales educadores de sus propios hijos; precisamente son educadores por ser padres. La educación no es una “concesión” del Estado, ni es el Estado quien decide qué tipo o modelo de educación se da, especialmente en asuntos educativos de índole filosófico, moral o religioso1.
El real ejercicio de los derechos exige la participación ciudadana y en nuestro caso como padres desde nuestra condición de ciudadanos, acordamos constituir un Observatorio que vele por todos derechos y deberes que nos involucran.
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1. Declaración de México, Declaraciòn Americana sobre
la independencia y autodeterminación de los Pueblos en asuntos relacionados a la vida, la familia y la libertad religiosa.
Recuperado de https://www.declaraciondemexico.com/espanol/
Recuperado de https://www.declaraciondemexico.com/espanol/
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